Se ruega participar de la prédica; si no se participa de la misma  se les pedirá que vuelvan en el próximo encuentro de Sanidad, dado que de no comprender la Gracia de la misma,  no podrán avanzar en la  Verdadera Sanidad del alma, que sólo la conversión de vuestros corazones pueden alcanzar.

Se ruega a los presentes respetar el Silencio necesario para conservar la Paz del servicio, no conversar ni comentar en el Ceremonial, en la Aparición ni en la Sanidad.

Una vez recibida la Gracia de la Madre, se les pide que se retiren calladamente y en gratitud por la Paz recibida.

Los Milagros de la Virgen Madre sólo se advienen en un alma que vive en oración,  que espera en el silencio y en la perseverancia que es la humildad de reconocer nuestra pequeñez, esperando como un niño de Su Madre Celestial el Don que pedimos sabiéndonos escuchados hasta que la Virgen Manifieste Su Gracia, a través del Alma que Ella Dispone como Su servidora.

Una vez recibida la exhortación deben vivir de acuerdo a la amonestación recibida haciendo prosperar la Gracia, para no dilapidar Su Don de Sanidad.

La Virgen María Dispuso una Misión de Conversión a través de Su servidora y sus hijos, por eso deben venir con el corazón dispuesto para recibir la confesión de sus propios pecados porque reconociéndose así mismos pecadores, podrán ser Blanqueados por la Blancura de nuestra Santísima Madre.

El Don de Sanidad de la Virgen María sólo Desciende en el alma que quiera confesarse y quiera salvar su alma, porque la Virgen del Cielo Es Madre de almas Celestes y como Madre que Es las Viene a Salvar, a Cuidar, a Alimentar  y a Rescatarlas del fango del barro en el que están, que es la conciencia del mundo donde impera el mal que es satanás y sus secuaces.

Las ofrendas se reciben con agradecimiento por vuestra generosidad.